miércoles, 28 de febrero de 2018

Historia de una carta

                                                                                                                          Para Fuen, claro, otra vez


Entre Cuernavaca y la Ciudad de México hay poco más de setenta kilómetros. Una hora de carretera en coche. O en autobús. No más. A menos que se trate de una carta de las de antes. O sea, un sobre cerrado, con un pedazo de papel, escrito a mano, dentro. Y quizá alguna otra cosa más. También de papel. Como un dibujo. De un mandala. Por ejemplo.
Entonces sucede que alguien (una amiga) la deposita en la oficina de correos. Allí en el centro de Cuernavaca. Junto al Palacio de Gobierno. Paga el importe de la carta, sin timbre, "porque de momento no tenemos". Y pregunta cuánto tardará en llegar. Tres días. Le aseguran. Perfecto. Piensa. Faltan 15 día para el cumpleaños de la amiga a quien la carta va dirigida. Seguro le llega antes.

La amiga de acá, en principio, no quiere avisarle a la amiga de allá que esté pendiente. Preferiría sorprenderla. Pero teme que el correo no sea confiable y entonces la previene. 

"En cuanto llegue, te aviso", promete la amiga de allá.

Y llega el cumpleaños. Y la carta, no. Y pasa el cumpleaños. Y la carta no llega. Y la amiga de acá, la de Cuernavaca, está triste y enojada. Piensa incluso en ir a correos a reclamar. Piensa que la carta no llegará nunca.

Pero la amiga de allá, la de México, le dice que sí. Que llegará. Que ya lo verá. 

Y así se cumple un mes de aquel cumpleaños. Y la amiga que envió la carta se olvida (casi) de ella. Y empieza a pensar cómo le hará llegar otro regalo a la amiga que debía haber recibido la carta hace muchos días.

Y un buen día, más de un mes después haber sido enviada, la carta llega.

¡Llegóooo!
Dice la amiga de México.
¡Llegó!
Dice la de Cuernavaca. 

Muy contentas las dos. Para la primera, llegó en un día especial, cuando más la necesitaba. Para la segunda, que la había dado por perdida, fue como recibir, también, un regalo.

Viajó 40 días de Cuernavaca al Pedregal.
Casi una vuelta al mundo.
¡Eso, cruzó el Atlántico!
Será un viaje premonitorio.

Y a las dos amigas les encanta ser amigas.

lunes, 26 de febrero de 2018

sábado, 24 de febrero de 2018

m u r a l


Del lat. murālis.
1. adj. Perteneciente o relativo al muro.
2. adj. Dicho de una cosaQueextendidaocupa una buena parte de pared o muroMapa mural.
3. m. Pintura o decoración mural.


Como este en un muro de Ahuatepec, cerquita de Cuernavaca: 




Y aprendí también que hay dos cosas más que son "murales" y que desconocía por completo:
círculo mural
1. m. Astron. círculo graduadode considerable diámetrocon un anteojo en su centro, colocado verticalmente y en el plano meridiano.
y
corona mural
1. f. En la antigua Roma, corona de oro que se concedía al soldado que escalaba primero el muro enemigo.

Así la vida el último sábado de febrero.

viernes, 23 de febrero de 2018

Invitado: Mingyur Rinpoché



En última instancia, la felicidad se reduce a escoger entre la incomodidad de volvernos conscientes de nuestras aflicciones mentales y la incomodidad de ser gobernados por ellas.




Original en inglés, aquí.
Traducción al español e imagen, mías.

lunes, 19 de febrero de 2018

"Todo el dinero del mundo"


Cuando secuestraron a Paul Getty yo tenía 10 años. A mi casa llegaba todos los días el Excélsior, de carne y hueso. Yo no lo leía, salvo los monitos los domingos, pero mis papás, sí y yo los escuchaba comentar lo que pasaba en el mundo. Y ahora, 45 años después, se me despiertan recuerdos de aquellas épocas, cuando las noticias de entonces se han convertido ya en libros o en películas. (Que si pasa el tiempo.)

Hace unos meses, nos tocó a Santiago y a mí ver el avance de la más reciente película de Ridley Scott sobre los infortunios del nieto del magnate del petróleo. Y entonces le empecé a contar a mi hijo de lo que me acordaba, sobre todo de la sensación de angustia alrededor de lo ocurrido, la oreja cortada, la aparente indiferencia del abuelo, los meses de encierro y le dije, también, que lo que no recordaba era el desenlace de la historia. Ambos coincidimos en que la película pintaba muy bien.

Si yo decidiera los premios de la academia, le daría a la obra de Scott todos los óscares o muchos, incluyendo el de mejor película (y mejor director, claro). Para mí, esta cinta es la más sobresaliente de la temporada, por su manejo narrativo y temporal impecable, entre otras muchas cosas. Me pasé las más de dos horas completamente enganchada por la historia, pero también por todo lo que subyace a los acontecimientos, esa trama de significación que Scott muestra con brillantez.

En términos budistas, me parece que la la película despliega con claridad lo que las enseñanzas llaman los tres venenos (apego, agresión e ignorancia) y su relación directa (desde nuestra mente) con todos los niveles del sufrimiento. Por un lado, está el nivel más obvio del dolor (físico y emocional) que sufre el muchacho, así como la angustia de su madre, aparejada a una ecuanimidad sorprendente (y otra excelente actuación de Michelle Williams). Por otro lado, vemos a un Paul Getty Sr. (representado con maestría por Christopher Plummer, quien recibió la única nominación de la peli, como actor de reparto) que declara que para sentirse seguro necesitaría más dinero, mismo que ni siquiera puede gastarse (solo "invertir") debido a los tejemanejes que ha hecho para evadir impuestos. También lo vemos tan necesitado de amor y tan incapaz de darlo o recibirlo. Aparece cruel y despiadado, negándose a pagar lo necesario para liberar al nieto (supuestamente tan querido) y, a la vez, Scott es capaz de hacernos sentir compasión por su profunda pobreza interna, como cuando muere abrazado a un cuadro de la madona con el niño.

Junto a una acción trepidante, que me tuvo al borde del asiento y de las lágrimas toda la cinta, el manejo de las metáforas y los símbolos le da a la obra una gran profundidad. Ahí está la estatuilla del minotauro (ese monstruo por antonomasia, rechazado, temido y condenado a la soledad, como quizás sea la situación a que el dinero condenó a los Getty) que le regala el abuelo al nieto, diciéndole que es una reliquia valiosísima que adquirió por una bicoca. Cuando a la madre se le ocurre intentar venderla para reunir el dinero del rescate, la pieza resulta ser no más que una bicoca.

Para redondear la historia del chico secuestrado, me metí a internet y supe que nunca se repuso de la experiencia (no me sorprende) y tras un cruce de Valium, metadona y alcohol,18 años después del secuestro, quedó tetrapléjico, parcialmente ciego y sin posibilidad de hablar (situación que en la película se atribuye a su padre). Paul Getty moriría 30 años después, habiendo recuperado cierto grado de autonomía (menos mal).

Pues eso, que la vida de este desafortunado personaje (guapísimo por lo que se ve en las fotos) me conmovió muchísimo. Supongo que se debe a los recuerdos que de niña se forjaron a propósito de la noticia, al hecho de que tendría la misma edad que mi exmarido si vivieran (eran del 1956, o sea, coetáneos míos), y a la fuerza del filme de Ridley Scott, que muestra cómo ni todo el dinero del mundo mitiga el sufrimiento, sino que incluso lo incrementa.

viernes, 16 de febrero de 2018

¡feliz año nuevo lunar!



Que este año que comienza bajo el signo del perro de tierra traiga prosperidad y paz a todos los seres.

La Chara

¡Feliz Losar a todos mis amigos y a todos mis enemigos!

miércoles, 14 de febrero de 2018

casi un corazón 2




Porque algunos corazones se abren a la vida, al cielo, a la luz, como esta flor de plátano. Y dejan que el amor se transforme en frutos. Y porque otros no saben cómo hacerlo. Y aun así son corazones.

lunes, 12 de febrero de 2018

Invitado: Karmapa 17



Ya sea que vayas en una dirección positiva o no depende enteramente de ti. Tienes que ser tu propio maestro e intentar dilucidar lo que se necesita para alcanzar tus metas. Tienes que ser tu propio juez y conseguir hacer lo correcto y evitar hacer lo incorrecto tú mismo. Hazte responsable de ti mismo. Solo tú conoces tus propios secretos; nadie más puede leer tu mente. Si quieres hacer un cambio, no dependas de la ayuda de otros sin tomar ninguna iniciativa tú mismo.


Original en inglés y fuente, aquí.
Traducción al español, mía.

domingo, 11 de febrero de 2018

Antigüedad


Del lat. antiquĭtas, -ātis, infl. por antigua.
Escr. con may. inicial en acep. 5.
1. f. Cualidad de antiguo.
2. f. Tiempo remoto.
3. f. Aquello que sucedió o se hizo en tiempo remoto.
4. f. Conjunto de personas que vivieron en tiempos remotosEsto creía la antigüedad.
6. f. Tiempo que alguien ha permanecido en un cargo o empleo.
7. f. pl. Monumentos de tiempos antiguos.
8. f. pl. Objetosfrecuentemente artísticosinteresantes o valiosos por ser antiguos.

Pues este era el tema de hoy para el grupo de fotografía. Claro que las dos únicas acepciones que serían válidas son la 7 y la 8. Lo demás sería difícil de fotografiar como tal, aunque el tiempo antiguo o remoto queda de alguna manera incluido en los objetos que de su época han llegado hasta la nuestra. 

En principio, pensé que no tenía nada para subir ni ganas de sacar una foto de alguna antigüedad en mi casa. Después me acordé de la visita que hice, hace cuatro años, al Museo de Transportes Eléctricos del Distrito Federal.

En la carpeta de fotos de aquel momento seguro que iba a encontrar algo para ilustrar "antigüedad". Y lo encontré. Visto de afuera y visto de adentro, un antiguo tranvía de los que antes circulaban en la Ciudad de México:



Y junto con él se colaron recuerdos.
Inevitables.
Por supuesto.
Pero cada vez es una oportunidad para volver a soltarlos.
Paso a paso.
Hasta que solo quede el aroma al fondo del frasco de la memoria.
Y ya casi no duela.
Ni escueza.
Ni nada.

viernes, 9 de febrero de 2018

Invitado: Dzongsar Khyentse Rinpoché


Si no pudiéramos ser comprados con elogios ni derrotados con críticas, tendríamos una fuerza increíble. Seríamos extraordinariamente libres, no habría más esperanzas y miedos innecesarios, ni sudor, ni sangre ni reacciones emocionales. Seríamos capaces, finalmente, de practicar "Me importa un bledo". Libres de perseguir o evitar la aceptación o el rechazo de otras personas, seríamos capaces de apreciar lo que tenemos en el momento presente.























Original en inglés y fuente, aquí.
Traducción al español e imagen, mías.